
Al momento no me di cuenta, pero al rato le dije que me acordaba perfectamente de esa fecha, que recordaba porque no había acudido a la cita familiar ese día...
Ese día de septiembre no acudí porque te conocí a ti, ese mes de idas y venidas, de ciudad en ciudad, entre una parada y otra apareciste tú...
Y todavía no te has ido, ya no me pesa, ya no me duele, pero ya no me siento a esperarte, y aunque te recuerdo a menudo, mucho más de lo que debería, no me siento a ver mi vida pasar, la vivo, con intensidad, con muchas cosas buenas, y aunque te echo de menos muchos días y muchas noches, y aunque a veces otros ocupan tu lugar en la cama, ninguno acaba de llenarla como tú...
Pero como siempre digo, si el tiempo y la distancia quieren que volvamos a cruzarnos, nos cruzaremos, y sino es que no tenía que ser...
Queda poco para ese día de septiembre, y estoy segura de que lo recordaré, pero lo haré de forma positiva, pensando en todo lo bueno que hemos pasado, pensando en tu sonrisa y en tus ojos del color del mar, recordando el tacto de tu piel, recordando tu voz...
Recordando todas esas cosas que se quedaron por el camino, pero que teníamos que haberlas vivido, porque sino, no hubiera sido lo mismo...
Tenía que pasar y pasó...
Y aunque todavía no terminó, porque ninguno de los dos decidió que esto terminaba...
Ya no lo veo como alargar el sufrimiento, porque yo ya no sufro...