
Ya no estábamos juntos,
pero seguíamos trabajando juntos por las noches.
Tú tenías una nueva novia, que también trabajaba con nosotros.
Yo no podía con la historia...
Pero yo tenía una situación privilegiada frente a ellos, era su jefa.
Se me respetaba en el trabajo
Todas las noches a pesar de no estar juntos tonteabas conmigo.
Esa noche subiste a hacer caja al despacho.
La discoteca llena de gente,
la música sonaba muy fuerte.
Yo llevaba un vestido con un generoso escote.
Nunca pudiste resistirte a mi escote.
Cerré la puerta con pestillo, como siempre.
Dejé mi copa sobre la mesa.
Esa noche tenías una mirada especialmente lasciva.
Me coges por detrás. Te digo que me sueltes.
Me agarras por las tetas.
Me moría de ganas, pero no quería que te salieras con la tuya.
Me dices que te da morbo el vestido que llevo.
Que te daría morbo follarme en ese mismo momento.
Ya tienes la mano por debajo de mi vestido.
Me giro y te beso, todavía puedes conmigo.
Me besas en el cuello. Me sientas sobre la mesa.
Me bajas las bragas y hundes tu lengua.
La mesa vibra por la música y yo me dejo llevar.
La verdad es que pensar que están a punto de follarme
sobre la mesa de mi despacho
cuando a pocos metros hay 2000 personas me da morbo.
Me levantas de la mesa y me apoyas de espaldas en la pared.
Yo te pido que me folles. Ya tienes lo que querías.
Me follas de pie, contra la pared.
Terminamos, nos limpiamos y mientras me pongo bien el vestido y
me arreglo el pelo y el maquillaje, te pido que empieces a hacer tu caja.
Terminas y te pido que te vayas.
Recuerdo que lo primero que pensé después de cerrarte la puerta fue
en el coraje que me daba solo de pensar que al final de esa noche sería ella
la que dormiría en tu cama...
* Picture by Helmut Newton